La historia judía es de tiempo inmemorial, pero en esta ocasión queremos adentrarnos en un espacio y tiempo determinado en relación a Andalucía. Que duda cabe que ya en época visigoda, la comunidad judía tiene un papel relevante pero con un totalitarismo muy acusado por parte de los godos, no dejando apenas margen para un desarrollo social importante en el devenir de estas comunidades.
Con la invasión islámica iniciada en el 711 el judaísmo español comienza una de las páginas doradas, y con un gran desarrollo que alcanzó los campos de la política y de la cultura. Una cierta permisividad de las autoridades musulmanas respecto a la represión de los monarcas visigodos, hizo que los judíos no mostrasen rechazo a la invasión, sino que fue todo lo contrario. Es en estas primeras fechas (siglo VIII-IX) en donde vemos las primeras juderías como las de Lucena, Córdoba, Valencia, Toledo, Sevilla, etc. Eran considerados «gente del libro» o dimmies, por lo que su situación religiosa era permitida y protegida en el al-Ándalus. Lógicamente sufrieron muchas limitaciones que se repiten continuamente, aunque al final, su situación dependería mucho según los gobernantes.
La riqueza que nos ha llegado hasta nuestros días es un importante legado no solo arquitectónico. Debemos tener en cuenta que el judaísmo hasta el siglo XIX practicaba el aniconismo. Sinagogas, documentos, gastronomía y un legado artístico musical (en otro post profundizaremos sobre la música sefardita en la península) que hoy más que nunca está en auge en las ciudades con herencia sefardita en la península donde podemos disfrutar de primitivas obras musicales.
Esta edad de oro terminó cuando los almohades del norte de África se apoderaron de gran parte del territorio peninsular (Sur-Levante) y no toleraron la práctica religiosa ni cultural de los judíos, ni tampoco posteriormente, los cristianos que obtuvieron el poder tras la caída de los almohades. Al final, después de la conquista cristiana de la península, a los judíos se les dio la opción de la expulsión, la conversión o la muerte. Muchos de ellos terminaron migrando al Imperio Otomano y otros muchos prefirieron continuar practicando la religión judía en secreto, a pesar de la amenaza de la Inquisición española.
Esta riqueza e increíble legado de las comunidades sefarditas, la plasmamos en una ruta privada por los enclaves patrimoniales y culturales más relevantes y en algunos casos muy desconocidos. Más allá de «barrios judíos» tradicionales y turísticos, nos adentramos en la gastronomía y el arte. La cultura y la liturgia. Todo ello en una ruta ideal para conocer Andalucía, más allá de lo monumental. Recorreremos Lucena, Carmona, Jaén, Úbeda, Córdoba, Granada y Sevilla.
Una muestra de ese legado artístico que os hablábamos anteriormente es con una de las artistas más relevantes de la música hebraica. Ana Alcaide y la pieza En el Jardín de la Reina.